21 feb 2010

Historia de Abuelas

El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas usurparon el gobierno constitucional en la República Argentina por medio de un golpe de estado. Desde ese momento, el régimen militar, que se autodenominó "Proceso de Reorganización Nacional", llevó adelante una política de terror. La "desaparición", forma predominante a través de la cual ejerció la represión política, afectó a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales que fueron sometidas a la privación de su libertad y a la tortura, y entre ellas a centenares de criaturas secuestradas con sus padres o nacidas en los centros clandestinos de detención a donde fueron conducidas las jóvenes embarazadas.




La cantidad de secuestros de niños y de jóvenes embarazadas, el funcionamiento de maternidades clandestinas (Campo de Mayo, Escuela de Mecánica de la Armada, Pozo de Banfield, etc.), la existencia de listas de familias de militares en "espera" de un nacimiento en esos centros clandestinos y las declaraciones de los mismos militares demuestran la existencia de un plan preconcebido no sólo de secuestro de adultos sino también un plan sistemático de apropiación de niños.

Los niños robados como "botín de guerra" fueron inscriptos como hijos propios por los miembros de las fuerzas de represión, dejados en cualquier lugar, vendidos o abandonados en institutos como seres sin nombre N.N. De esa manera los hicieron desaparecer al anular su identidad, privándolos de vivir con su legítima familia, de todos sus derechos y de su libertad.

La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo somos una organización no-gubernamental que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados desaparecidos por la represión política, y crear las condiciones para que nunca más se repita tan terrible violación de los derechos de los niños, exigiendo castigo a todos los responsables.

Nada ni nadie nos detuvo para buscar a los hijos de nuestros hijos. Tareas detectivescas se alternaban con diarias visitas a los Juzgados de Menores, Orfelinatos, Casa Cunas, a la vez que investigábamos las adopciones de la época. También recibíamos -y seguimos recibiendo- las denuncias que el pueblo argentino nos hace llegar, como una manera de colaborar en la tarea de ubicación de los pequeños. Este es el resultado de nuestra tarea de concientización de la comunidad.

Con el fin de localizar los niños desaparecidos Abuelas de Plaza de Mayo trabajamos en cuatro niveles: denuncias y reclamos ante las autoridades gubernamentales, nacionales e internacionales, presentaciones ante la Justicia, solicitudes de colaboración dirigida al pueblo en general y pesquisas o investigaciones personales. En años de dramática búsqueda sin pausas logramos localizar a 95 niños desaparecidos.

Para su trabajo la Asociación cuenta con equipos técnicos integrados por profesionales en los aspectos jurídico, médico, psicológico y genético.

Cada uno de los niños tiene una causa abierta en la Justicia a la que se agregan las denuncias que se van recibiendo con el correr del tiempo y que conforman elementos probatorios que determinan su verdadera identidad y la de los responsables de su secuestro o tenencia ilícita.

Para asegurar en lo sucesivo la validez de los análisis de sangre hemos implementado un Banco de Datos Genéticos, creado por la Ley Nacional Nº 23.511, donde figuran los mapas genéticos de todas las familias que tienen niños desaparecidos.

Trabajamos por nuestros nietos -hoy hombres y mujeres-, por nuestros bisnietos -que también ven violado su derecho a la identidad-, y por todos los niños de las futuras generaciones, para preservar sus raíces y su historia, pilares fundamentales de toda identidad.

19 feb 2010

"A los que tienen dudas les diría que vayan para adelante"

Sebastián José Casado Tasca


"Me enteré a los 20 o 21 años que era adoptado, pero no sospechaba que podía ser hijo de desaparecidos. Yo ya conocía la existencia de Abuelas y su búsqueda, pero estaba fuera de mi círculo. Sin embargo, un año y medio antes de conocer mi identidad, empecé a buscar realmente si podía ser uno de sus nietos".

Sebastián José Casado Tasca confirmó, en febrero de 2006, por medio del análisis de ADN, que era hijo de Adriana y Gaspar, ambos desaparecidos en 1977. Tiempo antes se había acercado a las Abuelas a raíz de una causa judicial en donde se lo mencionaba como posible hijo de desaparecidos.

"No se cuál fue el detonante de la búsqueda, pero cuando surge la duda es inevitable que pase algo, es bastante complicado tener dudas y no hacer nada. El tema es que surja la duda, vencer la barrera y darle bola a esa duda. Después, de una manera u otra, querés saber cómo es tu historia".

"Es muy difícil el tema de la identidad, yo le diría a todos los que tienen dudas que vayan para adelante, que descubrir la verdad es el único camino. Los chicos que saben que son adoptados y que pueden llegar a tener una sospecha, que traten de averiguar la verdad".

17 feb 2010

"Tener identidad es lo más lindo que hay"




Las Abuelas de Plaza de Mayo queremos comunicar que hemos encontrado a otro nieto que durante más de 32 años vivió privado de su identidad. Francisco Madariaga Quintela es hijo de Silvia Mónica Quintela y Abel Pedro Madariaga, ambos militantes de la organización Montoneros. Silvia fue secuestrada el 17 de enero de 1977 en Florida, provincia de Buenos Aires, embarazada de cuatro meses. Su compañero Abel sobrevivió y partió al exilio. En 1983, de vuelta en la Argentina, emprendió personalmente la búsqueda de su hijo y se incorporó a la Asociación.

Los padres

Silvia nació el 27 de noviembre de 1948 en la localidad de Punta Chica, partido de San Fernando. Estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y, al momento de su secuestro, estaba terminando su residencia como cirujana en el Hospital Municipal de Tigre. Fue detenida en Florida, zona norte del Gran Buenos Aires, en la intersección de la calle Hipólito Yrigoyen y las vías del Ferrocarril Mitre. Militaba en Montoneros. Sus compañeros la conocían como "María".

Según testimonios de sobrevivientes, Silvia permaneció en el Centro Clandestino de Detención "El Campito", en Campo de Mayo, y en julio de 1977 se le practicó una cesárea en el Hospital Militar de dicha guarnición. Silvia, de 28 años, dio a luz a un varón al que -tal como deseaban con su compañero- llamó Francisco.

El caso de Silvia Quintela se suma a los de Norma Tato de Casariego y Beatriz Recchia de García, desaparecidas-embarazadas del CCD "El Campito", que también dieron a luz en el Hospital Militar y cuyos hijos fueron apropiados por represores. Felizmente, los tres casos fueron resueltos por las Abuelas y la Justicia determinó restituir la identidad de los jóvenes.

Abel nació el 7 de febrero de 1951 en la ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos. Cursó la carrera de agronomía en la UBA hasta que fue expulsado por la intervención en esa casa de estudios y, al igual que Silvia, militaba en la columna norte de Montoneros. A poco del secuestro de su compañera, se exilió en Suecia y más tarde en México, hasta que regresó al país en 1983. Desde entonces, se integró a Abuelas y con los años se convirtió en el coordinador de los equipos técnicos y en la actualidad como secretario de la institución.

La búsqueda familiar

Durante la última dictadura, la búsqueda de Francisco la llevaron adelante sus abuelas, Sara Elena de Madariaga y Ernestina "Tina" Dallasta de Quintela. Las abuelas, junto a sus compañeras, escribieron y se acercaron a cuanto ministerio público pudieron, pero como en todos los casos les cerraron las puertas. En 1983, de vuelta del exilio, Abel emprendió personalmente la búsqueda, allí se incorporó activamente a Abuelas y fue el encargado de desarrollar gran parte de las estrategias de difusión de Abuelas para convocar a los jóvenes que, como su hijo, tuvieran dudas sobre su identidad.

La Búsqueda de Francisco

Francisco se acercó a Abuelas el 3 de febrero último, bajo el nombre de Alejandro Ramiro Gallo manifestando creer ser hijo de desaparecidos. Desde hacía mucho tiempo tenía dudas sobre su identidad por lo que decidió preguntar a la mujer que decía ser "su madre" si tenía información sobre su origen. Fue allí que la señora Inés Susana Colombo le confesó que lo habían traído de Campo de Mayo y que había posibilidades de que fuera hijo de desaparecidos.

Con esta información Francisco decidió acercarse a las Abuelas para comenzar su búsqueda. El joven se presentó acompañado por Colombo quien manifestó que su ex esposo, llamado Víctor Alejandro Gallo, era oficial de Inteligencia del Ejército Argentino y que en el año 1977 le dijo que había un niño abandonado en el Hospital Militar de Campo de Mayo, a lo que ella respondió que "cómo iban a dejar a un niño abandonado, que lo trajeran" (sic).

Colombo relató que finalmente Gallo llevó al bebé a su casa el 10 de julio de 1977 y agregó que el niño todavía tenía el cordón umbilical, lo que le indicaba que había nacido hacía muy pocos días.

Tanto Francisco como Colombo indicaron que Víctor Gallo dispensaba un trato violento para ambos, relatando minuciosamente diversas agresiones físicas y psicológicas. Gallo, quien se desempeñaba como oficial del Ejército durante la última dictadura cuenta también en su haber sido miembro del batallón 601. Ya en democracia participó en el robo de una empresa financiera, en la década del 80, y de un hecho criminal en el que se asesinó a una familia conocido como la "Masacre de Benavidez", hechos por los cuales estuvo detenido. El prontuario de este apropiador suma también su participación en los "levantamientos carapintadas ocurridos" en los 80; entre otras cosas. En la actualidad, hasta su detención el pasado viernes, se desempeña como empresario de seguridad privada, "dueño" de la empresa Lince Seguridad".

En la entrevista Colombo señaló que a pesar de estar divorciada y no guardar vínculo con Gallo, antes de concurrir a Abuelas de Plaza de Mayo, ésta lo llamó al militar para manifestarle que "Ramiro" estaba dudando de su identidad. Casualmente, luego de ello Francisco sufrió dos incidentes que vinculó con las circunstancias de que Gallo se enterara de la búsqueda que iniciaba.

El relato de Francisco y Colombo daba para sospechar que se trataba de un hijo de desaparecidos, por lo que de inmediato se solicitó a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) que le otorgara un turno para realizarse el examen de ADN. Al día siguiente, 4 de febrero, Francisco acudió al Banco Nacional de Datos Genéticos para dejar las muestras que le devolvieran su verdadera identidad.

15 feb 2010

Esta ciudad que mata angeles.


El pibe esta en la calle, buscando ese cartón
Que no es el mismo que, te hace viajar a vos
Se sube en ese tren, se muere de estación en estación.
Nada de esto es vida, pero esos ojos brillan sin perder!