17 mar 2010


Estos arboles que no se llenan los bolsillos de aguaceros que no solo viven de verdes pensamientos amarillos sino que le sacan puntas a las hojas para adelantarse al rumbo venidero de sus frutos.

Estos arboles que aprenden con la lluvia a no mojarse los pies, aun cuando el agua les suba a la cintura.

Estos arboles se comunican con la doncella que esta con dolores para que multiplique el numero de su amante por si misma, para que pueda decir amado multipicate dentro de mi, para cuando la emocion se acerque a su cuadrado tu la imaginacion pautine la palabra con labios.

Estos arboles le dan albergue a la opinion desamparada que tan elocuentemente cultiva la roniña donde la madera verde de la lluvia le brota en llamaradas por los dedos.

Aquellos arboles producen la tela y combustible de sus juegos con la nieve imposible del verano con lo que sucede en la noche de abril de cualquier mes de mayo para que lo imposible escale en el gozo de su desventura la cima infrangiable de lo que la claridad no deja ver.

Aquellos arboles ponen a madurar su ira en su venir aprendiendo a salir en su llegar...